Desde enero de 2020, el precio del oro ha tenido un notable aumento de 119.28%, motivado por el ascenso de la inflación, los conflictos geopolíticos y el agotamiento cada vez más evidente del dinero fiduciario, incluido el dólar.
En este momento, instituciones como JPMorgan y Goldman Sachs mantienen una perspectiva alcista hacia el metal precioso, impulsada por una confluencia de factores complejos y poderosos.
Con el interés de los inversores en encontrar activos que actúen como cobertura frente a cualquier riesgo de estanflación, recesión o devaluación, el oro vuelve a situarse como una piedra angular indispensable.
Adquisición de Oro por Parte de los Bancos Centrales
El oro es un componente importante de las reservas de los bancos centrales debido a 3 características: seguridad, liquidez y rentabilidad. Por ello, son importantes tenedores del metal dorado, representando aproximadamente una quinta parte de todo el oro extraído a lo largo de la historia.
En términos agregados, los entes monetarios han acumulado más de 1,000 toneladas de oro en cada uno de los últimos 3 años, un aumento significativo respecto al promedio de 400 a 500 toneladas de la década anterior.
Esta marcada aceleración del ritmo de acumulación se ha producido en un contexto de incertidumbre geopolítica y económica, siendo un factor que ha influido positivamente en el desempeño del oro durante 2023 y 2024.
Veamos 3 ejemplos de ello de acuerdo con datos de World Gold Council para mayo de 2025:
China mantenía unas reservas de 2,296.4 toneladas de oro y ha adquirido desde 2022 un total de 348.0 toneladas.
Turquía mantenía unas reservas de 632.4 toneladas de oro y ha adquirido desde 2022 un total de 238.2 toneladas, incrementando notablemente sus tenencias.
Polonia mantenía unas reservas de 515.5 toneladas y ha adquirido desde 2022 un total de 284.6 toneladas, por lo que ha sido uno de los países de más rápido crecimiento en el mundo.